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Consideraciones para realizar desinversiones de negocios

En tiempos de crisis, es común que las empresas utilicen esta estrategia para enfocarse en sus líneas de negocio principales y responder a posibles oportunidades

Durante la crisis financiera de 2008, las desinversiones de negocios fueron una estrategia importante dentro de las transacciones de fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés), como una respuesta, por parte de las empresas, para asegurar la supervivencia de algunos negocios y como una alternativa para generar capital y aprovechar otras oportunidades de crecimiento. Una encuesta de Deloitte realizada a más de 1,000 ejecutivos en empresas y firmas de capital privado revela que más de 60% de ellos espera que, durante los próximos seis a 12 meses, los niveles de actividad de M&A regresen a los registrados previo a la pandemia.

En la segunda mitad de 2020, y durante el tiempo transcurrido de este año, se ha observado una recuperación considerable en el número de transacciones de M&A en el mercado mexicano, donde, hoy, las desinversiones han retomado fuerza, con un gran número de empresas familiares privadas iniciando procesos de desinversión, como una forma de tener liquidez —al hacer líquido su patrimonio— y de diversificar el riesgo país percibido.

En tiempos de crisis, por ejemplo, es común que las empresas utilicen las desinversiones para enfocar su estrategia en sus líneas de negocio principales. Durante los últimos 10 años, debido al ciclo económico al alza, las compañías han orientado sus esfuerzos en adquisiciones y procesos de expansión; sin embargo, con los efectos económicos de la pandemia, si bien hay sectores o industrias que se han visto fortalecidas, también hay otras que han sido afectadas.

Esta coyuntura podría impulsar a las organizaciones a que revisiten sus planes y a que evalúen en qué van a invertir y de dónde obtendrán el capital para hacerlo. En el pasado, una de las opciones más utilizadas por las empresas para hacerse de recursos ha sido la venta de activos no estratégicos; esta opción les permite recapitalizarse cuando hay presiones de efectivo, liberar recursos que pueden ser utilizados para realizar inversiones, o inyectar capital de trabajo a sus divisiones tradicionales de negocio, para capturar oportunidades de crecimiento.

Ahora bien, cuando se ha considerado entrar en un proceso de desinversión de negocios, es importante que las empresas tomen en cuenta algunas de las siguientes preguntas: ¿el negocio a la venta es suficientemente atractivo a un potencial comprador?, ¿hay un mercado para este tipo de negocio en el contexto económico actual?, ¿cuánto efectivo se generará después de tomar en cuenta el pago de impuestos?, ¿todos los accionistas están de acuerdo con vender?, ¿el negocio a la venta es una entidad que puede ser separada fácilmente de los otros negocios del vendedor?

Uno de los retos más comunes a los que se enfrentan las organizaciones al vender un negocio es a una definición del perímetro de la transacción, sobre todo cuando el negocio a la venta se encuentra dentro una empresa que posee otros negocios que no serán parte de esta operación o cuando el negocio forma parte de algún grupo de empresas.

Si el negocio a la venta es una entidad legal separada, lo más probable es que sea sencillo definir el perímetro de la transacción; en estos casos, el tema más discutido es si esta negociación debería incluir los terrenos y edificios o si, por el contrario, habría que sacarlos de la transacción y cobrar una renta al comprador, agregando, así, más valor para los accionistas actuales. No obstante, en ocasiones, hay que tomar en cuenta otros aspectos relevantes adicionales, como el capital humano, el liderazgo, el capital de trabajo, los contratos, la propiedad intelectual y las tecnologías de la información, que, por lo general, son más complejos de delimitar.

En ese sentido, uno de los primeros pasos a considerar cuando se está pensando en una desinversión es en el establecimiento de objetivos claros que ayuden definir el éxito de la transacción. No es lo mismo, por ejemplo, cuando el propósito de la venta del negocio es maximizar el valor para los accionistas, que cuando se busca una venta con el fin de que el vendedor pueda salir, de manera inmediata, de un negocio que fue impactado por la pandemia y que está consumiendo su efectivo.

Otro aspecto clave para llevar a cabo una potencial transacción es la preparación del negocio; esta situación puede traducirse en cuestiones que van desde la obtención de un precio menor al esperado hasta en la posible causa de fallo de una transacción. Actualmente, es común encontrar accionistas que afirmen que su negocio no está a la venta, pero que, si llegara algún interesado a querer comprarlo, estarían dispuestos a escuchar las ofertas. Sin embargo, para analizar correctamente una oferta, es necesario contar con los elementos que pudieran servir como base para realizar una evaluación de la misma.

Al respecto, es importante señalar que, independientemente de la razón por la que se comenzó la desinversión —ya sea salir al mercado de manera activa o debido al interés no solicitado—, se debe buscar, siempre, que el proceso sea eficiente y ordenado, priorizando en la preparación, para prevenir ‘sorpresas’ durante la operación.

Tomando en consideración lo señalado anteriormente, se puede concluir que el éxito de una transacción dependerá, en gran medida, de la definición de su perímetro, de la claridad de los objetivos de la venta, del entendimiento de las consideraciones fiscales patrimoniales de los accionistas y del análisis que se realice respecto a cómo el negocio puede operar sin interrupción ante el cambio de dueños.

Frente al panorama actual, donde los efectos de la pandemia siguen presentes en todos los sectores de la economía, es un buen momento para reflexionar sobre los objetivos de las empresas y de sus accionistas, en el mediano y largo plazos, así como para considerar el establecimiento de una estrategia de M&A flexible que permita a las organizaciones responder a las oportunidades que presenta el contexto—como acelerar el crecimiento del negocio, mejorar el control de costos y la rentabilidad, asegurar la supervivencia de la compañía o, incluso, diversificar el riesgo patrimonial—.

El éxito de una desinversión dependerá de la definición de su perímetro, de la claridad de los objetivos de la venta, del entendimiento de las consideraciones fiscales patrimoniales de los accionistas y del análisis que se realice respecto a cómo el negocio puede operar sin interrupción ante el cambio de dueños”.